martes, abril 26, 2005

Reformas de un liberal



Jordi Sevilla es, sin duda, uno de los ministros más capaces del gobierno de la nación. Y aunque él siempre se había postulado como posible ministro de economía, la elección de Pedro Solbes, que lo había tenido como jefe de gabinete en el último gobierno González y que sin duda es uno de los mejores ministros de la democracia con amplia experiencia nacional e internacional, le apartó de su anhelado ministerio, aunque tuvo la consolación de la titularidad del Ministerio de Administraciones Públicas.

Jordi era diputado por Castellón y secretario de economía y ocupación en la ejecutiva socialistas cuando en aquella inolvidable rueda de prensa, ante la ignorancia de Zapatero sobre la diferencia entre un impuesto progresivo y regresivo, se ofreció a explicarle en dos tardes todos los misterios y secretos de esa ciencia llamada economía.

Es lo que tiene la política: alguien que no habla más que su lengua y no sabe que es la progresividad de un impuesto pero que lleva toda la vida de diputado no se sabe muy bien haciendo qué, aunque desde luego formándose no, con varios golpes de suerte se convierte en el primer ministro de uno de los países de los denominados ricos.


Jordi Sevilla acaba de presentar una de las iniciativas más plausibles de la presente legislatura y que desactiva de alguna forma la lucha de clases que habíamos pronosticado y debatido en este blog.

Las principales recomendaciones del informe elaborado por la Comisión de expertos para el Estatuto Básico del Empleado Público, aconsejan que, aunque es conveniente que quienes accedan a un puesto de carrera en la Administración tengan estabilidad laboral, pero ésta «no debería ser absoluta» , sino que debería ir ligada a los méritos y al rendimiento del funcionario, quien, incluso podría retroceder en su carrera laboral y perder pluses de productividad.

Esta comisión la componen quince expertos y está presidida por el catedrático de Derecho Administrativo, Miguel Sánchez Morón.

Bravo por Jordi Sevilla. Un paso valiente y necesario. Una reforma de peso que encara un problema latente y que pretende igualar en derechos y obligaciones a todos los trabajadores.

Ya sostenía en una entrevista publicada hace algún tiempo con motivo de un libro que acababa de publicar, que él reivindicaba "un liberalismo que sienta la Revolución Francesa como un principio esencial y transformador, que es reconocer a los individuos determinados derechos con independencia de cuál sea su nivel de renta, su nivel de riqueza o su posición social. Ese principio liberal del dieciocho, es el que fundamenta toda la acción política de los socialistas a partir de entonces, ampliando el marco de derechos, a los que todos somos acreedores, con independencia de nuestra condición social".

8 Comments:

Blogger mangallous said...

Querida Pentapolina,
todos esos flecos están todavía por estudiar, pero las mismas personas que te aprobaron y te otorgaron una bula de por vida para en un mundo con escaso empleo mantener tu puesto de trabajo hicieses lo que hicieses, mientras el resto de los mortales se afana por demostrar todos los días que merece el puesto que tiene. Creo que esos mismos podrían evaluaros a los profesores.

Otro tema: ¿cómo crees que se valora la productividad de un profesor de una universidad privada, o de una academia, o de una empresa que se dedique a dar cursos? ¿o crees que a esos no los valoran?

Sueldo: calcula tu sueldo por hora trabajada y verás que estás mucho mejor pagada que el presidente del gobierno. Y posiblemente tres veces mejor pagada que un médico.

Y si tu sueldo no te parece lo suficientemente bueno, siempre te queda renunciar a tu plaza y competir en un mercado laboral libre donde estamos la mayoría y demostrar a alguién que te mereces un salario mejor.

Todo esto por supuesto sin ninguna acritud, si no desde una visión crítica de los que un día demostrasteis en unos horas que valiais para trabajar cuarenta años.

7:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La cuestión de la función pública es delicada, y en un futuro donde parece que elempleo precario va a ser la tónica dominante en los años venideros el tener una "casta" de trabajadores intocables cada vez va a resultar más complicado. Bienvenidas sean las nuevas regulaciones.

8:07 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

yo le diria a la maestra, ya lo he dichho en otro post, pero bueno, que si hay funcionarios, que por un lado son necesarios, y por otro lado se salen de la imagen tópica de escaqueo son los funcionarios de la sanidad y de la educacion. Y ademas en muchos casos hay vocación, clara diferencia.
El resto de funcionarios, en numerosos casos no son realmente necesarios, son un lobby poderosisimo que en muchos casos sostienen un gobierno (virgencita que me quede como estoy), pueden protestar porque son un colectivo fuerte, y lo que es peor, en algunos casos, aportan poco a la sociedad

6:23 p. m.  
Blogger mangallous said...

No puedo estar de acuerdo.

Que una vez rechazado casi unanimemente la semana laboral de 35 horas propuesta inicialmente por el gobierno Jospin, los funcionarios públicos de educación aspiren a seguir trabajando 17-20 horas me parece sencillamente intolerable. A no ser que inmediatamente su sueldo pase a ser la mitad o un tercio del actual que es la proporcion de horas que trabajan respecto a un trabajador normal.

Y encima es uno de los sectores mas afectado por bajas laborales...

Si no se consigue motivar en el sector mas importante y decisivo para el futuro de un país, quizá el escuchar "ruido de sables" de boca de un ministro les haga reconsiderar su privilegiada situación.

10:07 p. m.  
Blogger mangallous said...

Sindicator,
deberías concretar un poco más por qué te parece mi visión "simplista y sesgada"...al menos para poder rebatir tu argumentación.

10:14 p. m.  
Blogger Daniel Rodri­guez said...

Temo que esta "fantástica reforma" no sea más que una excusa para quitarse de enmedio a fucionarios políticamente incorrectos. Nada de lo dicho por Sevilla me hace intuir que se vayan a colocar salvaguardas para evitarlo.

Ten en cuenta que en la privada existe una poderosa fuerza que obliga a evaluar de forma más o menos justa la publicidad; esa fuerza es el mercado. Si en una empresa se evalúa mal la productividad de sus empleados por sistema, no tiene mucho futuro. No sucede lo mismo en el ámbito del Estado, no existe ninguna competencia ni ninguna forma objetiva de hacer esas mediciones.

En EEUU, donde los funcionarios no son eternos como aqui, lo que termina sucediendo es que trabajan 10 o 12 horas al día. Como no se puede medir lo que producen, el output, que al menos no les puedan echar en cara el input.

5:26 p. m.  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

11:14 p. m.  
Blogger Unknown said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5:07 p. m.  

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