China (1): el despertar de un coloso

Prescindiendo del chiste malo pero recurrente que se puede formular a raíz de la foto superior, lo que me interesa es hacer notar en qué se está convirtiendo el gigante asiático chino.

La foto está tomada en un laboratorio de la Universidad de Shangai, en China, donde han conectado a varias ratas como esta a unos sensores para registrar los movimientos de la memoria en un ordenador. Los científicos de esta universidad están investigando la formación de la memoria en el cerebro como parte de un proyecto para conocer más sobre la naturaleza de la inteligencia humana.

China es la cabeza visible de ese grupo de países que están llamados a jugar un papel determinante en los próximos años. Con una población de más de mil trescientos habitantes y en pleno cambio a una economía de mercado que está transformando la sociedad china de rural a urbana, de agrícola a manufacturera, de una economía de subsistencia o otra de consumo, no cabe duda que China es el comodín de casi todas las previsiones geopolíticas y económicas en lo que resta de siglo.

La economía china ha vuelto a crecer este primer trimestre de año a un vertiginoso 9.5% alejando los rumores de enfriamiento. Estas tasas son necesarias para absorver los casi ocho millones de habitantes que se desplazan anualmente del medio rural al urbano y que en unos años conformaran la clase media más consumidora en términos absolutos del planeta: la industria del automóvil es una clara muestra de este proceso, así como la de materias primas o infraestructuras que darán soporte a un despegue de una gigantesco país que dormitaba en manos de unos burocratas totalitarios que han visto la luz.