Difícil ejercicio de empatía
"Enric Marco, de 84 años, ha pasado los últimos 30 años contando un dramático pasado como víctima del nazismo en el campo de concentración de Flossenburg. Tres décadas después ha confesado, para consternación de los deportados españoles, que inventó este relato en 1978 porque "así la gente le escuchaba más y su trabajo divulgativo era más eficaz".
Decir que el señor Marco es un canalla, un mentiroso y un mamarracho es una obviedad y es lo que supongo reflejan la mayor parte de los medios de comunicación y los columnistas.
Pero no entiendo que pueda haber mayor verdad y les pido un ejercicio de empatía con el anciano, cuando sostiene que: "No mentí por maldad", además ha asegurado que desde que supo que el historiador Benito Bermejo estaba cuestionando su trayectoria como deportado, está pasando "los peores momentos" de su vida. El ex-presidente de Amical ha añadido que sabía que "tarde o temprano" se descubriría la mentira, pero que esperaba "ganar tiempo para retirarse".
Como decía el marine americano que disparaba indiscriminadamente desde el helicoptero en la magnífica "La Chaqueta Metálica" de Stanley Kubrick: "¡Qué puta es la guerra¡"
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