IBM, Tutmosis, Ferlosio y la Patata
"En cualquier caso,la Bolsa forma parte del mundo del espectáculo. La pena es que los
engreídos y arrogantes jerarcas de IBM, mandarines del emperador de la casa de Texas, "uno entre iguales", mandarín entre mandarines, Tutmosis III [Judea ca. 1470 aC] de la Todopoderosa XVIII Dinastía del Imperio Nuevo... La pena es que la desmesurada soberbia de los Jefes vaya a despedir de su trabajo a 13.000 personas, porque la pelotita del videojuego se haya caído, y unos petimetres de Wall Street se lo echen en cara.
"(El oro y la soberbia.) Nunca digas: "Detrás de cuanto se hace en el Imperio se esconde el oro del emperador". No te confíes a tal suposición, concluyendo: "Ningún mal me ha de venir, por tanto, de ese lado", porque detrás del oro del emperador hay otro poder que puede reducir el oro a arena: está la soberbia del emperador. Hay dos cosas que siempre corren y retornan y se
conservan frescas y eternas por el movimiento, como las aguas de los ríos: la sangre y el oro. Pero hay otras dos cómplices y amigas de estas dos inquietas troteras, que están, en cambio, siempre inmóviles, como la montaña que reina sobre el mar y el helado y cortante fulgor del hielo eterno: son la soberbia y la espada del emperador."
(Rafael Sánchez Ferlosio, Vendrán más años malos y nos harán
más ciegos, Destino, Barcelona, 1993)
Todo ello, extraído de la magnífica Revista de Bolsa. Investigación, Análisis y Estrategia refugio intemporal de eremitas dados a reflexionar.
Pequeño homenaje a La Patata de la Libertad.
1 Comments:
Mil gracias.
Ahí va otra:
"Ya sería, cuando menos, un gran paso para la alta ideología oficial el que, sin salirse de la racionalización tributaria, aún manteniendo la superstición sacrificial, osase tan siquiera tomar ejemplo de la copla, increpando de traicioneros, de tiránicos, de injustos a sus dioses, blasfemando de la Historia, del Progreso, de la Tecnología, del Futuro, de cuantos dioses antiguos o modernos sigan queriendo su precio de sangre a cambio de tan dudosos dones. Más, por lo poco que sé, creo que ni tan siquiera el propio Hegel, de quien se dice haber llegado a conocerla tan íntimamente, se haya atrevido, al menos en un día de malhumor, a llamar hija de puta a la Historia Universal, tal como, de creerle a él, se tenía mucho más que merecido.
De "mientras no cambien los Dioses nada habrá cambiado".
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