¿Qué le pasa al Príncipe?
Que la vida de un Príncipe es dura lo sabe hasta Ernesto de Hanover. Madrugar, viajar, despachar con mandatarios extranjeros, recibir a deportistas que han ganado algo, ir a inaugurar fábricas, visitar nuevas instalaciones de periódicos, etc.
El hecho de llamar a alguien "el Príncipe" en vez de Felipe me resulta ridículo: cada vez que oigo esa expresión pienso que hablan de Maquiavelo. Son las incongruencias de algunas democracias a estas alturas de la historia: personas cuya principal tarea en su vida es engendrar descendencia que asegure la continuación de una determinada estirpe: no de una cualquiera, de la suya.
No importa el talento, ni los méritos, ni la inteligencia ni la bondad. Solamente la estirpe.
En la foto parece que a Felipe se le ha perdido algo. Será su razón de ser.
1 Comments:
¿Y por qué no se pierde él?
Publicar un comentario
<< Home