jueves, febrero 17, 2005

Yo, robot

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Cuenta The New York Times que el ejército americano está trabajando en una nueva generación de soldados, muy diferente de los que hasta ahora tenía.

"No tienen hambre" dice Gordon Johnson del Pentagono. "No tienen miedo. No olvidan sus órdenes. No les importa que a su compañero de al lado le hayan dispatado. ¿Qué si hacen su trabajo mejor que los humanos? Sí.

Ha llegado el soldado robot.

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Siempre nos hemos burlado del que apostó por el video Beta frente al VHS o del que pronosticó que "eso de Intenet" no tenía ningún futuro. Pero si había un punto de acuerdo en los años cincuenta y sesenta ese era que el futuro estaría dominado por los robots. Nos limpiarían la casa, nos traerían las zapatillas, irían a por el períodico, sacarían el perro a la calle, en resumidas cuentas, facilitarían el trabajo a la clase burguesa.


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En la década de los noventa nos empezamos a dar cuenta de que por ahí no iban los tiros y, sin tener en cuenta la martilleante costumbre de los telediarios de enseñarnos qué hace el último prototipo de pequeño robot japonés, ora en forma de humanoide ora en forma de perro, incluso empezaron a ser objeto de mofa.

Las series de televisión, las películas, los anuncios publicitarios, las convenciones tecnológicas. Nadie se toma en serio a los robots. Cuando uno escucha esa palabra, se imagina la thermomix o una pelicula japonesa de serie B o algún video de Michael Jackson en pleno baile.

Pues bien. Vuelve la fiebre robot. Lástima que sean para matar.