martes, julio 12, 2005

La ciudad


"¡Ay de las ciudades, ese escenario de encuentro en los valles y junto a los grandes ríos y costas amables donde la comunicación permite a los hombres juntarse para intercambiar experiencias y noticias, mercancías y sentimientos! Sus enemigos las odian porque en ellas surge hace miles de años la riqueza de la comunicación y la libertad y dignidad del individuo, porque en ellas es tan difícil imponer verdades únicas y la peor represión nunca puede evitar complicidades humanas entre gentes de diversa procedencia, religión y etnia. Allí todo se mezcla y nada queda en estado puro.

Las odiaban los fanáticos de la tribu que dirigían Ratko Mladic y Radovan Karadzic como las detestan en el fondo todos los nacionalismos que no por casualidad idealizan la vida primitiva en el campo y las amables arcadias de quienes piensan y sienten todos igual. Siempre fueron objetivo de todos los que quieren imponer la tiranía. Los ciudadanos siempre han sido los peores súbditos.

La ciudad siempre genera pecado e ideas disolutas y disolventes, que se juntan o enfrentan y generan otras que a su vez plantean preguntas, fomentan la curiosidad y crean lazos humanos en constante ampliación y movimiento. La ciudad es la libertad y tiene otra vez muchos enemigos fuera de sus muros imaginarios, pero también dentro de la fortaleza civilizadora."

Puedes leer en elpais.es el artículo entero de Hermann Tertsch.