Cuando el deseo turbia la objetividad
Los medios de comunicación faltan a su deber de independencia y objetividad y nos venden una y otra vez la moto de las olimpiadas, no solo silenciando a aquellos que consideran que organizar unos Juegos Olímpicos es un despilfarro que trae beneficios para unos pocos pero no desde luego para la generalidad de la ciudadanía, sino narrando con vehemencia la gratísima impresión con que los jueces se fueron de Madrid como si el proyecto de la capital española estuviera a años luz del de las otras cuatro capitales que optan a la organización del 2012.
La objetividad y la información perecen frente al papanatismo y el forofismo de los medios españoles, que optan una y otra vez por los mensajes folcklóricos, cuando no simplones o burdos en vez de servir una información veraz.
Los franceses en vez de subvencionar al artista de cámara estatal, que para más inri vive en Miami y raja de lo patrio, y a la sensual Shakira como punto fuerte de la promoción de la candidatura de Madrid, montan un espectáculo grandioso en los Campos Elíseos que los medios españoles han obviado prefiriendo centrarse en los movimientos telúricos provocados por las caderas de la colombiana.
Para colmo, hoy todos los telediarios venden que París lleva "una mínima ventaja" frente a Madrid y Londres, y muy por delante de Nueva York o Moscú.
Y sin embargo la prensa extranjera habla de clara ventaja de franceses y británicos, con los españoles y americanos a distancia, con los rusos de cola.
¿Cuando la chusca visión castiza de la furia española dará paso a una visión más objetiva, cosmopolita y sincera?
Nota de última hora. Parece que elpais.es se hace eco del favoritismo de París y Londres en contra del optimismo desaforado del alcalde Gallardon que, según acabo de escucharle en la SER, otorga a Madrid - de modo incomprensible tras el análisis presentado por el Comité - el primer puesto en la carrera olímpica.
2 Comments:
Cuando vimos en casa lo que había montado París dijimos al unísono: "Joooooder. Eso sí que mola".
La independencia y la objetividad se echan de menos con mucha frecuencia.
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