Reza el dicho indio: si quieres ver la montaña baja al valle, si quieres ver el valle sube a la montaña
.
La metafora del extraterrestre que observa lo que pasa en la tierra y que se forma una opinión al margen de pasiones externas u otras interferencias es recurrente en dos recientes textos que abordan el tema del nacionalismo y la autodeterminación por dos autores que para mí están en el altar del pensamiento de este país.
El primero es Xavier Sala-i-Martin, el iconoclasta economista instalado en al Universidad de Columbia y que hoy trae a colación El Gran Mimón en el interesante debate que, iniciado hace tiempo pero últimamente en estado de hibernación, ha vuelto a renacer a raíz de los ultimos acontecimientos relacionados con el plan Ibarretxe.
El segundo es Carlos Duran, fundador de Revistadebolsa.com que desde hace unos años es una publicación de pago, al estilo de las anglosajonas financial newsletters o "cartas confidenciales, que como él mismo explica en su página están en el mismo origen del periodismo: nacen a finales del siglo XVIII con la guerra de independencia de la República de los Estados Unidos.
En estas cartas el Dr. Carlos Durán no sólo disecciona la realidad macroeconómica y bursátil, sino que se explaya en reflexiones varias de una brillantez inigualable. Así que recomendando encarecidamente a todo el mundo esta publicación, traigo a colación varios de sus recientes comentarios con respecto al tema vasco que creo les resultarán de un interés máximo.
"Visto desde lejos el bastón para caminar ha sufrido un gran cambio tecnológico. De una ruda estaca de madera que era o cumplía las funciones de garrota se ha pasado a lo que parece por comparación dos frágiles palillos de aleación ligera (...) El cambio más significativo refleja grandes cambios en el entorno socio-económico. El bastón era o cumplía funciones de arma de ataque y defensa, era la garrota, mientras que los modernos bastones de aleación ligera -de los urbanitas que salen de excursión al campo y la montaña- reflejan un gran cambio en las costumbres y hábitos en Europa en general y en la península ibérica en particular. Propongo la datación Antes y Después del garrotazo. Del garrotazo de la primera y segunda gran guerra mundial y nacionalista en Europa."
("Informe del robot de exploración enviado al tercer planeta del sistema S23 en el cuadrante H32", en Enciclopedia Galáctica, Planetas con vida basada en el carbono, Editorial Segunda Fundación, Trantor, 4004 TU, Tiempo Universal)
Los arqueólogos marcianos, por curiosidad por una forma de vida tan primitiva, indagaron en los restos del Museo del Prado. Encontraron un cuadro de Goya. Inmovilizados, con las piernas bien metidas en la tierra para que ninguno de los dos pueda escapar, se dan bastonazos con saña y crueldad hasta que uno de los dos, chorreando sangre, muera. La muerte a bastonazos, la muerte a garrotazos.
Los arqueólogos encontraron -en un estrato de una datación posterior- restos de la brutal crueldad característica de la península ibérica, inmortalizada en los cuadros de Goya. Los últimos rastros los encontraron en los cráneos fosilizados de los dirigentes del nacionalismo vasco.
Dice Anasagasti que "esto viene del siglo XIX".
¿Siglo XIX, señor Anasagasti? No, 6 millones de años de entrenamiento filogenético de nuestro cerebro de chimpancé pandillero. Cerebro que sólo necesita dos cosas -catalogar como "extraño" y catalogar como "adversario"- para quitarle a alguien la etiqueta de protección moral -"semejante"- y convertirlo en un "perro judío", un "perro turco", un txakurra, "un español o un españolazo".
Extraño (esto es: no es "uno de los nuestros", no es un "semejante") + Adversario (echthrós en griego, inimicus en latín) = Enemigo (polémios en griego, hostis en latín) = se le puede matar. De hecho es estremecedora la precisión con la que KAS/HB/ETA usa la mortífera distinción entre adversarios [PNV] y enemigos que manchan la tierra prometida y deben ser sometidos a la purificación del exterminio parcial (= el herem en hebreo bíblico)
(...)
"En la tercera guerra civil entre tradicionalistas y "liberales, judíos, deístas y masones" los carlistas establecen su capital en Estella/Lizarra. En 1990-2000 la extrema derecha vasca toma el poder dentro del PNV, desbanca al nacionalismo vasco democrático (Joseba Arregui et al.) y pacta –el pacto de Estella/Lizarra- con la Koordinadora nacionalsocialista/AbertzaleSocialista (KAS y mil nombres más), poder fáctico en la sombra más conocido por sus dos brazos, su brazo político (HB y mil nombres más) y su brazo armado: los escuadrones de la muerte del nacionalismo vasco (ETA), herederos del grupo terrorista El Angel exterminador, los dos nacidos entre las negras faldas de los hijos de Saulo. Hay sin embargo una diferencia entre la extrema derecha vasca y el euskonazismo, porque la extrema derecha vasca no quiere oír hablar de los getrente Brüder, los hermanos-separados de los Sudetes-Navarra, y porque tampoco desean la independencia completa, que sería tal vez equivalente a la expulsión del monopolio fiscal vasco fuera de la unión aduanera de los viejos reinos de Navarra, Aragón y Castilla, algo que suscitaría temores dentro de los nacionalistas silenciosos que miran y consienten. Precisamente porque Ibarretxe no corre el riesgo de que el País Vasco sea expulsado de la unión aduanera, precisamente por eso puede seguir alimentando y manteniendo viva con renovada pujanza la llama sagrada del odio en su asamblea de creyentes elegidos/admitidos por Dios, una Causa, una Tradición o una Idea "por la que derramaron su sangre nuestros antepasados" y que debe prevalecer sobre el bienestar de las personas concretas.
(...)
Lunes 11 de mayo de 1931 en Madrid arden las iglesias y se enciende la mecha que estalla en la cuarta guerra civil (1936-39). Así como el descontento del pueblo había encontrado nuevos cauces, y ya no se expresaba por medio de la Iglesia, del mismo modo la arrogancia carlista –asamblea del pueblo elegido por Yahvé- había encontrado un nuevo cauce de expresión: el nacionalismo vasco, "No enseñéis a los vuestros el castellano, el idioma del liberalismo. (...). La política [la politeia, la asamblea de los ciudadanos] debe basarse en una completa subordinación del Estado a la Iglesia" (Sabino Arana, 1895), nacionalismo vasco que desde el fanatismo de los hijos de Saulo –"¡Viva la Santa Inquisición!"- irá evolucionando por la callada xenofobia -y el silenciado racismo- hasta llegar al abierto nazismo. La hipótesis racista de Arzalluz-Eguibar dice que los nacidos en las provincias privilegiadas o forales nacen atrapados en una raza o naturaleza, naturaleza que les impulsaría a derramar la sangre de los demás, o al menos a odiar intensamente a sus semejantes con la intensidad que "el iracundo barbudo del Sinaí" suele poner en estas cuestiones. La sangre de la raza determinaría un destino inevitable, que estaría confirmado por la tradición de echarse al monte y matar al adversario político, larga tradición que ahora cumple 200 años, tradición que -si bien firmemente arraigada desde que se le tomara gusto y afición a matar franceses en 1808 porque "saquean nuestros pueblos, insultan nuestra religión y violan nuestras mujeres"- las previsoras autoridades deberían subvencionar, no fuera a ser que se perdiera rasgo tan insigne y peculiar del pueblo elegido, de tan glorioso pasado y destino sangriento, en fin, que estaría avalado por la sucesión de guerras carlistas, que Arzalluz-Eguibar consideran guerras protagonizadas por el pueblo vasco, único, uno e indivisible a lo largo de su historia. Pues bien, nada de esto es cierto. Los patriotas –los abertzales- fueron a la guerra con la cabeza caliente por los encendidos sermones de los curas de las aldeas, y porque era lo más estimulante que les ocurría en sus jodidas vidas, penando como estaban bajo la autoridad paterna en el encierro de los caseríos, (...)
Lo que ha ocurrido es que un conjunto de fanáticas creencias para dar sustento a la arrogancia clasista de la pequeña aristocracia de los agricultores-propietarios de los caseríos (el carlismo; recordemos que la raza inferior de los abogados y comerciantes de San Sebastián no era admitida a las asambleas forales) ha sido sustituido por otro conjunto de fanáticas creencias (el nacionalismo vasco)"
La metafora del extraterrestre que observa lo que pasa en la tierra y que se forma una opinión al margen de pasiones externas u otras interferencias es recurrente en dos recientes textos que abordan el tema del nacionalismo y la autodeterminación por dos autores que para mí están en el altar del pensamiento de este país.
El primero es Xavier Sala-i-Martin, el iconoclasta economista instalado en al Universidad de Columbia y que hoy trae a colación El Gran Mimón en el interesante debate que, iniciado hace tiempo pero últimamente en estado de hibernación, ha vuelto a renacer a raíz de los ultimos acontecimientos relacionados con el plan Ibarretxe.
El segundo es Carlos Duran, fundador de Revistadebolsa.com que desde hace unos años es una publicación de pago, al estilo de las anglosajonas financial newsletters o "cartas confidenciales, que como él mismo explica en su página están en el mismo origen del periodismo: nacen a finales del siglo XVIII con la guerra de independencia de la República de los Estados Unidos.
En estas cartas el Dr. Carlos Durán no sólo disecciona la realidad macroeconómica y bursátil, sino que se explaya en reflexiones varias de una brillantez inigualable. Así que recomendando encarecidamente a todo el mundo esta publicación, traigo a colación varios de sus recientes comentarios con respecto al tema vasco que creo les resultarán de un interés máximo.
"Visto desde lejos el bastón para caminar ha sufrido un gran cambio tecnológico. De una ruda estaca de madera que era o cumplía las funciones de garrota se ha pasado a lo que parece por comparación dos frágiles palillos de aleación ligera (...) El cambio más significativo refleja grandes cambios en el entorno socio-económico. El bastón era o cumplía funciones de arma de ataque y defensa, era la garrota, mientras que los modernos bastones de aleación ligera -de los urbanitas que salen de excursión al campo y la montaña- reflejan un gran cambio en las costumbres y hábitos en Europa en general y en la península ibérica en particular. Propongo la datación Antes y Después del garrotazo. Del garrotazo de la primera y segunda gran guerra mundial y nacionalista en Europa."
("Informe del robot de exploración enviado al tercer planeta del sistema S23 en el cuadrante H32", en Enciclopedia Galáctica, Planetas con vida basada en el carbono, Editorial Segunda Fundación, Trantor, 4004 TU, Tiempo Universal)
Los arqueólogos marcianos, por curiosidad por una forma de vida tan primitiva, indagaron en los restos del Museo del Prado. Encontraron un cuadro de Goya. Inmovilizados, con las piernas bien metidas en la tierra para que ninguno de los dos pueda escapar, se dan bastonazos con saña y crueldad hasta que uno de los dos, chorreando sangre, muera. La muerte a bastonazos, la muerte a garrotazos.
Los arqueólogos encontraron -en un estrato de una datación posterior- restos de la brutal crueldad característica de la península ibérica, inmortalizada en los cuadros de Goya. Los últimos rastros los encontraron en los cráneos fosilizados de los dirigentes del nacionalismo vasco.
Dice Anasagasti que "esto viene del siglo XIX".
¿Siglo XIX, señor Anasagasti? No, 6 millones de años de entrenamiento filogenético de nuestro cerebro de chimpancé pandillero. Cerebro que sólo necesita dos cosas -catalogar como "extraño" y catalogar como "adversario"- para quitarle a alguien la etiqueta de protección moral -"semejante"- y convertirlo en un "perro judío", un "perro turco", un txakurra, "un español o un españolazo".
Extraño (esto es: no es "uno de los nuestros", no es un "semejante") + Adversario (echthrós en griego, inimicus en latín) = Enemigo (polémios en griego, hostis en latín) = se le puede matar. De hecho es estremecedora la precisión con la que KAS/HB/ETA usa la mortífera distinción entre adversarios [PNV] y enemigos que manchan la tierra prometida y deben ser sometidos a la purificación del exterminio parcial (= el herem en hebreo bíblico)
(...)
"En la tercera guerra civil entre tradicionalistas y "liberales, judíos, deístas y masones" los carlistas establecen su capital en Estella/Lizarra. En 1990-2000 la extrema derecha vasca toma el poder dentro del PNV, desbanca al nacionalismo vasco democrático (Joseba Arregui et al.) y pacta –el pacto de Estella/Lizarra- con la Koordinadora nacionalsocialista/AbertzaleSocialista (KAS y mil nombres más), poder fáctico en la sombra más conocido por sus dos brazos, su brazo político (HB y mil nombres más) y su brazo armado: los escuadrones de la muerte del nacionalismo vasco (ETA), herederos del grupo terrorista El Angel exterminador, los dos nacidos entre las negras faldas de los hijos de Saulo. Hay sin embargo una diferencia entre la extrema derecha vasca y el euskonazismo, porque la extrema derecha vasca no quiere oír hablar de los getrente Brüder, los hermanos-separados de los Sudetes-Navarra, y porque tampoco desean la independencia completa, que sería tal vez equivalente a la expulsión del monopolio fiscal vasco fuera de la unión aduanera de los viejos reinos de Navarra, Aragón y Castilla, algo que suscitaría temores dentro de los nacionalistas silenciosos que miran y consienten. Precisamente porque Ibarretxe no corre el riesgo de que el País Vasco sea expulsado de la unión aduanera, precisamente por eso puede seguir alimentando y manteniendo viva con renovada pujanza la llama sagrada del odio en su asamblea de creyentes elegidos/admitidos por Dios, una Causa, una Tradición o una Idea "por la que derramaron su sangre nuestros antepasados" y que debe prevalecer sobre el bienestar de las personas concretas.
(...)
Lunes 11 de mayo de 1931 en Madrid arden las iglesias y se enciende la mecha que estalla en la cuarta guerra civil (1936-39). Así como el descontento del pueblo había encontrado nuevos cauces, y ya no se expresaba por medio de la Iglesia, del mismo modo la arrogancia carlista –asamblea del pueblo elegido por Yahvé- había encontrado un nuevo cauce de expresión: el nacionalismo vasco, "No enseñéis a los vuestros el castellano, el idioma del liberalismo. (...). La política [la politeia, la asamblea de los ciudadanos] debe basarse en una completa subordinación del Estado a la Iglesia" (Sabino Arana, 1895), nacionalismo vasco que desde el fanatismo de los hijos de Saulo –"¡Viva la Santa Inquisición!"- irá evolucionando por la callada xenofobia -y el silenciado racismo- hasta llegar al abierto nazismo. La hipótesis racista de Arzalluz-Eguibar dice que los nacidos en las provincias privilegiadas o forales nacen atrapados en una raza o naturaleza, naturaleza que les impulsaría a derramar la sangre de los demás, o al menos a odiar intensamente a sus semejantes con la intensidad que "el iracundo barbudo del Sinaí" suele poner en estas cuestiones. La sangre de la raza determinaría un destino inevitable, que estaría confirmado por la tradición de echarse al monte y matar al adversario político, larga tradición que ahora cumple 200 años, tradición que -si bien firmemente arraigada desde que se le tomara gusto y afición a matar franceses en 1808 porque "saquean nuestros pueblos, insultan nuestra religión y violan nuestras mujeres"- las previsoras autoridades deberían subvencionar, no fuera a ser que se perdiera rasgo tan insigne y peculiar del pueblo elegido, de tan glorioso pasado y destino sangriento, en fin, que estaría avalado por la sucesión de guerras carlistas, que Arzalluz-Eguibar consideran guerras protagonizadas por el pueblo vasco, único, uno e indivisible a lo largo de su historia. Pues bien, nada de esto es cierto. Los patriotas –los abertzales- fueron a la guerra con la cabeza caliente por los encendidos sermones de los curas de las aldeas, y porque era lo más estimulante que les ocurría en sus jodidas vidas, penando como estaban bajo la autoridad paterna en el encierro de los caseríos, (...)
Lo que ha ocurrido es que un conjunto de fanáticas creencias para dar sustento a la arrogancia clasista de la pequeña aristocracia de los agricultores-propietarios de los caseríos (el carlismo; recordemos que la raza inferior de los abogados y comerciantes de San Sebastián no era admitida a las asambleas forales) ha sido sustituido por otro conjunto de fanáticas creencias (el nacionalismo vasco)"
1 Comments:
A mí, como bien me recordo Alberte Xullo Rodríguez Feijoo en la tertulia del Club de Opinión en la SER, no me afecta en nada en mi vida cotidiana lo que en el País Vasco suceda.
Pero tampoco me afecta el tsunami asiatico o las matanzas de Sudan, pero me importan (afectar versus importar).
A los que si les afecta, y quizá esos si tienen que poner tres candados como dices, es a la mitad de la población vasca, que no es nacionalista, y que vive amenazada por pensar de una determinada forma. Esos si que ven cuernos y rabos, a los que los llevan de alguna manera, y a los que sin llevarlos no quieren ver o no les importa o hasta les interesa que otros si los lleven.
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