viernes, marzo 18, 2005

El caballo y su jinete

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Lo cierto es que la estatua de Franco me la trae al pairo, pero la polémica generada por el hecho de su retirada sí me interesa.

Tengo sensaciones encontradas. Por un lado entiendo a la gente que se alegra de que la estatua del tirano acabe olvidada en un almacén, porque su mera presencia aunque sea en forma de latón le causa un escalofrío insoportable. Al fin y al cabo todavia viven al menos dos generaciones que se vieron afectadas por la dictadura de Francisco Franco y que tienen todo el derecho a sentirse incomodas ante la presencia del general de la voz-tipo-Valerón, aplaudir la retirada de la iconografía franquista y maldecir aquellos cuarenta años de falta de libertades.

Pero por otro lado leo a Fernando Ónega en su artículo de hoy y también tiene parte de razón cuando dice que "una estatua es sólo es una estatua. Las de Franco fueron apartadas del paisaje urbano español con tranquilidad, sin problemas de orden público ni quebrantos de la paz civil(...) Felipe González estuvo trece años en el poder y no tocó esa estatua. Madrid tuvo dos alcaldes socialistas que cambiaron nombres de las calles, pero no tocaron esa estatua. ¿Por qué? Porque, frente a lo que piensan algunos ministros actuales, estaba aceptada por la sociedad. No irritaba a nadie. Formaba parte del paisaje urbano"

Ante una polémica anterior que versaba sobre el mismo tema Felipe González dijo: «A Franco había que haberlo tumbado en vida, no ahora que está muerto».

Tema complicado: no hay rastros de Hitler en Alemania y sin embargo el mausoleo de Lenin es una de las atracciones turísticas de la Plaza Roja moscovita. No hay estatuas del Duce, pero sí de Julio Cesar. ¿Deberían protestar los judíos españoles por todas las referencias a los Reyes Católicos? A algunos nos pareceron ridículas algunas peticiones de retirar de la Catedral de Santiago la imagen de Santiago Matamoros.

No sé, no sé...las dudas me atenazan...¿y si ponemos en su sitio una estatua de Mauro Silva?

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Mi problema es que basicamente es que no confio en las virtudes democraticas de los que ahora quitan la estatua de Franco.¿Tan duros con Franco y tan tibios con Fidel?

1:24 a. m.  
Blogger mangallous said...

Pues creo que no deberías tener ninguna duda al respecto.

Su torpeza y desorientacion no afecta en nada a su conviccion cien por cien democratica.

11:56 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

son ganas de pasar el rato diciendo bobadas, unos y otros. a los politicos cualquier cosa les sirve para tirarse de los pelos menos para hacer una politica decente y a los españolitos tres cuartas partes de lo mismo. tenemos lo que nos merecemos.

¿no era mejor quitarla? pues cualquier momento es bueno

4:11 p. m.  
Blogger mangallous said...

Lo mejor que ha traido consigo la retitada de la estatua es comprobar que, a pesar del miedo de algunos, la ultraderecha es España es totalmente residual y esta en manos de jovenes de ropa cara y banderita española en el coche.
Ver a diez o doce nostalgicos cantando el cara al sol delante de donde estaba la estatua es significativo de ello: resulta hasta comico.
Pavor me da ver veintemil personas llenando San Sebastian o Bilbao convocadas por Batasuna...ver a cuatro fachas con el brazo levantado es hasta significativo de su propio estado comatoso.

7:02 p. m.  

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